EL CUENTO DE RATÓN PÉREZ
Pincha en la palabra ratón y podrás disfrutar de la historia de ese visitante que tan a menudo aparece por tu casa en la noche.
LA VERSIÓN ORIGINAL REDUCIDA...
EL RATONCITO PÉREZ.
Hace muchísimo tiempo, había un
príncipe llamado Buby y sus padres lo amaban mucho. Por eso, cuando se
le cayó su primer diente, la madre le contó que los niños buenos dejaban
su diente bajo la almohada para que el ratón de los dientes, se lo
cambiara por un regalo.
Buby dejó su diente bajo la almohada y
esperó impaciente la llegada del ratoncito. Pero sucedió lo que debía
suceder y se quedó dormido. De pronto, un suave roce lo despertó.
Se incorporó de golpe y vio sobre la
almohada a un ratón pequeño, con lentes de oro, sombrero de paja,
zapatos de lienzo y una cartera roja, terciada a la espalda.
- ¿Quién eres?- preguntó el niño.
- Soy Ratón Pérez.- contestó el ratón.
El pequeño príncipe intentaba tomarlo
por el rabo, mientras el ratón, continuaba eludiéndolo. Finalmente, Buby
consigue convencer al ratón para que lo lleve en sus aventuras. El
ratón se subió en el hombro de Buby y pasó su rabo por la nariz del
niño, lo hizo estornudar estrepitosamente y al instante, quedó
convertido en un hermoso ratoncillo de piel brillante y ojos verdes. De
esta forma, pudo acompañar al Ratón Pérez y salir de palacio sin ser
notado.
Antes de emprender el viaje, pasaron
por la casa del Ratón Pérez, que vivía con su mujer e hijos en una
buhardilla, para recoger el regalo para Gilito. Luego se dirigieron a la
casa de Gilito, un niño pobre que esperaba la visita del ratón de los
dientes.
Al conversar con el pequeño niño
pobre, el príncipe Buby I conoce la miseria y la forma en que viven sus
súbditos. Conoce la existencia de otros niños que viven de manera muy
diferente a él, sin lujos, ni servidumbre. También aprenderá valores
durante su aventura, como el buen gobierno, la generosidad y la
valentía.
Cuando Buby creció y se convirtió en
rey, gobernó con bondad y muy amigo de los niños y un decidido protector
de los ratones. Desde entonces, es costumbre que cuando a un niño se le
cae un diente, lo deje bajo la almohada para que el Ratón Pérez se lo
cambie por un regalo.
OTRA VERSIÓN MÁS
Cuento Ratoncito Pérez
Al día siguiente Pepito volvió a subir a ver qué era todo aquello, y descubrió algo que le gustó muchísimo. En el piso de arriba habían puesto una clínica dental. A partir de entonces todos los días subía a mirar todo lo que hacía el doctor José Mª. Miraba y aprendía, volvía a mirar y apuntaba todo lo que podía en una pequeña libreta de cartón. Después practicaba con su familia lo que sabía. A su madre lelimpió muy bien los dientes, a su hermanita le curó un dolor de muelas con un poquito de medicina… Y así fue como el ratoncito Pérez se fue haciendo famoso. Venían ratones de todas partes para que los curara. Ratones de campo con una bolsita llena de comida para él, ratones de ciudad con sombrero y bastón, ratones pequeños, grandes, gordos, flacos… Todos querían que el ratoncito Pérez les arreglara la boca.
Pero entonces empezaron a venir ratones ancianos con un problema más grande. No tenían dientes y querían comer turrón, nueces, almendras, y todo lo que no podían comer desde que eran jóvenes. El ratoncito Pérez pensó y pensó cómo podía ayudar a estos ratones que confiaban en él. Y, como casi siempre que tenía una duda, subió a la clínica dental a mirar. Allí vio como el doctor José Mª le ponía unos dientes estupendos a un anciano. Esos dientes no eran de personas, los hacían en una gran fábrica para los dentistas. Pero esos dientes, eran enormes y no le servían a él para nada. Entonces, cuando ya se iba a ir a su casa sin encontrar la solución, apareció en la clínica un niño con su mamá. El niño quería que el doctor le quitara un diente de leche para que le saliera rápido el diente fuerte y grande. El doctor se lo quitó y se lo dio de recuerdo. El ratoncito Pérez encontró la solución: “Iré a la casa de ese niño y le compraré el diente”, pensó. Lo siguió por toda la ciudad y cuando por fin llegó a la casa, se encontró con un enorme gato y no pudo entrar. El ratoncito Pérez se esperó a que todos se durmieran y entonces entró a la habitación del niño. El niño se había dormido mirando y mirando su diente, y lo había puesto debajo de su almohada. Al pobre ratoncito Pérez le costó mucho encontrar el diente, pero al fin lo encontró y le dejó al niño un bonito regalo.
A la mañana siguiente el niño vio el regalo y se puso contentísimo y se lo contó a todos sus amigos delcolegio. Y a partir de ese día, todos los niños dejan sus dientes de leche debajo de la almohada. Y el ratoncito Pérez los recoge y les deja a cambio un bonito regalo. Y colorín colorado este cuento se ha acabado
POEMA
POEMA MI DIENTECITO.
Tengo un dientecito puntiagudo y blanco,
que poquito a poco se me está tumbando.
Todas las mañanas lo toco asombrado,
por ver si mi diente ya se ha tumbado.
Estoy esperando que esta noche , si,
el Ratón Pérez venga ya por fin.
Es un ratoncito de nariz muy roja,
orejas paradas, y una larga cola.
Mamá me ha contado que a los niños
buenos les trae monedas y caramelos.
Yo quisiera verlo , pero es imposible,
pues corre ligero y el es invisible.
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