miércoles, 6 de febrero de 2013

RATÓN PEREZ



EL CUENTO DE RATÓN PÉREZ

Pincha en la palabra ratón y podrás disfrutar de la historia de ese visitante que tan a menudo aparece por tu casa en la noche.




LA VERSIÓN ORIGINAL REDUCIDA...

EL RATONCITO PÉREZ. 
Hace muchísimo tiempo, había un príncipe llamado Buby y sus padres lo amaban mucho. Por eso, cuando se le cayó su primer diente, la madre le contó que los niños buenos dejaban su diente bajo la almohada para que el ratón de los dientes, se lo cambiara por un regalo.
Buby dejó su diente bajo la almohada y esperó impaciente la llegada del ratoncito. Pero sucedió lo que debía suceder y se quedó dormido. De pronto, un suave roce lo despertó.
Se incorporó de golpe y vio sobre la almohada a un ratón pequeño, con lentes de oro, sombrero de paja, zapatos de lienzo y una cartera roja, terciada a la espalda.
- ¿Quién eres?- preguntó el niño.
- Soy Ratón Pérez.- contestó el ratón.
El pequeño príncipe intentaba tomarlo por el rabo, mientras el ratón, continuaba eludiéndolo. Finalmente, Buby consigue convencer al ratón para que lo lleve en sus aventuras. El ratón se subió en el hombro de Buby y pasó su rabo por la nariz del niño, lo hizo estornudar estrepitosamente y al instante, quedó convertido en un hermoso ratoncillo de piel brillante y ojos verdes. De esta forma, pudo acompañar al Ratón Pérez y salir de palacio sin ser notado.
Antes de emprender el viaje, pasaron por la casa del Ratón Pérez, que vivía con su mujer e hijos en una buhardilla, para recoger el regalo para Gilito. Luego se dirigieron a la casa de Gilito, un niño pobre que esperaba la visita del ratón de los dientes.
Al conversar con el pequeño niño pobre, el príncipe Buby I conoce la miseria y la forma en que viven sus súbditos. Conoce la existencia de otros niños que viven de manera muy diferente a él, sin lujos, ni servidumbre. También aprenderá valores durante su aventura, como el buen gobierno, la generosidad y la valentía.
Cuando Buby creció y se convirtió en rey, gobernó con bondad y muy amigo de los niños y un decidido protector de los ratones. Desde entonces, es costumbre que cuando a un niño se le cae un diente, lo deje bajo la almohada para que el Ratón Pérez se lo cambie por un regalo.


OTRA VERSIÓN MÁS



Cuento Ratoncito Pérez

Pepito Pérez era un pequeño ratoncito de ciudad. Vivía con su familia en un agujerito de la pared de un edificio. El agujero no era muy grande pero era muy cómodo, y allí no les faltaba la comida. Vivían junto a una panadería, por las noches él y su padre iban a coger harina y todo lo que encontraban para comer. Un día Pepito escuchó un gran alboroto en el piso de arriba. Y como ratón curioso que era trepó y trepó por las cañerías hasta llegar a la primera planta. Allí vio un montón de aparatos, sillones, flores, cuadros…, parecía que alguien se iba a instalar allí.

Al día siguiente Pepito volvió a subir a ver qué era todo aquello, y descubrió algo que le gustó muchísimo. En el piso de arriba habían puesto una clínica dental. A partir de entonces todos los días subía a mirar todo lo que hacía el doctor José Mª. Miraba y aprendía, volvía a mirar y apuntaba todo lo que podía en una pequeña libreta de cartón. Después practicaba con su familia lo que sabía. A su madre lelimpió muy bien los dientes, a su hermanita le curó un dolor de muelas con un poquito de medicina… Y así fue como el ratoncito Pérez se fue haciendo famoso. Venían ratones de todas partes para que los curara. Ratones de campo con una bolsita llena de comida para él, ratones de ciudad con sombrero y bastón, ratones pequeños, grandes, gordos, flacos… Todos querían que el ratoncito Pérez les arreglara la boca.

Pero entonces empezaron a venir ratones ancianos con un problema más grande. No tenían dientes y querían comer turrón, nueces, almendras, y todo lo que no podían comer desde que eran jóvenes. El ratoncito Pérez pensó y pensó cómo podía ayudar a estos ratones que confiaban en él. Y, como casi siempre que tenía una duda, subió a la clínica dental a mirar. Allí vio como el doctor José Mª le ponía unos dientes estupendos a un anciano. Esos dientes no eran de personas, los hacían en una gran fábrica para los dentistas. Pero esos dientes, eran enormes y no le servían a él para nada. Entonces, cuando ya se iba a ir a su casa sin encontrar la solución, apareció en la clínica un niño con su mamá. El niño quería que el doctor le quitara un diente de leche para que le saliera rápido el diente fuerte y grande. El doctor se lo quitó y se lo dio de recuerdo. El ratoncito Pérez encontró la solución: “Iré a la casa de ese niño y le compraré el diente”, pensó. Lo siguió por toda la ciudad y cuando por fin llegó a la casa, se encontró con un enorme gato y no pudo entrar. El ratoncito Pérez se esperó a que todos se durmieran y entonces entró a la habitación del niño. El niño se había dormido mirando y mirando su diente, y lo había puesto debajo de su almohada. Al pobre ratoncito Pérez le costó mucho encontrar el diente, pero al fin lo encontró y le dejó al niño un bonito regalo.

A la mañana siguiente el niño vio el regalo y se puso contentísimo y se lo contó a todos sus amigos delcolegio. Y a partir de ese día, todos los niños dejan sus dientes de leche debajo de la almohada. Y el ratoncito Pérez los recoge y les deja a cambio un bonito regalo. Y colorín colorado este cuento se ha acabado

POEMA

 

POEMA  MI DIENTECITO.
Tengo un dientecito puntiagudo y blanco,
que poquito a poco se me está tumbando.
Todas las mañanas lo toco asombrado,
por ver si mi diente ya se ha tumbado.
Estoy esperando que esta noche , si,
el Ratón Pérez venga ya por fin.
Es un ratoncito de nariz muy roja,
orejas paradas, y una larga cola.
Mamá me ha contado que a los niños
buenos les trae monedas y caramelos.
Yo quisiera verlo , pero es imposible,
pues corre ligero y el es invisible.

 

¡A JUGAR CON EL RATÓN PÉREZ!

Ya hemos conocido la historia de Ratón Pérez y la hemos reescrito , ahora podemos ayudarle a recoger dientes en este juego.¡Cuidado con las bacterias!

Para jugar hay que utilizar las flechas y la barra espaciadora para saltar.




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